Revisando nuestros acervos destaca la poca representación de personas afrodescendientes o mestizas en las fotografías, especialmente los volúmenes de fotográficos posteriores al 50. Podemos especular varias razones de este casi nula presencia en los acervos de origen domésticos.
Quizás la primera y más obvia: el acceso. La democratización de la fotografía demoró, aun con la aparición de la primera cámara portátil Leica en 1914, que revolucionó la historia de la fotografía, las cámaras de fotos sólo disparaban una imagen y no eran demasiado portátiles. La forma de tener retratos de la familia era, o bien yendo a los estudios y pagar por la sesión y el revelado y/o adquiriendo una cámara portátil que, obviamente, no todas las familias podían permitirse. Unas pocas familias negras o mestizas podían consentir estos lujos. Incluso estas familias también debían de padecer de un racismo subterráneo manifestado en iluminación poco favorable para pieles oscuras o sobreexposición para “blanquear” los rostros.
1. Ejemplar de la colección archivos del MONTE, en ella se aprecia de forma extrema la alteración de la exposición en el revelado para «blanquear» al niño.
Si miramos hacia atrás algo más de siglo y medio, justo el tiempo en que surgió y se estableció la fotografía como arte y como registro documental de la realidad, encontraremos una verdad archiconocida, y es que las primeras imágenes que se produjeron hacia los temas de la racialidad y la otredad, estuvieron marcadas por un fuerte acento eurocéntrico, discriminatorio de otras etnias. (Acosta. R. 2014) La industrialización y comercialización de la fotografía, proceso que se activó muy rápidamente, potenció la producción de tarjetas postales y álbumes fotográficos para coleccionar, controlar y definir de manera fetichista el cuerpo de los otros a través de los “registros de corte científico”.
Otra circunstancia es la representación, los afrodescendientes y mestizos aparecen protagonizando únicamente sus roles de pobreza y marginalidad (no podía ser de otra forma). Se hacía evidente que el negro en la sociedad cubana colonial y poscolonial no representó jamás un ideal de reconocimiento digno de ser admirado, puesto que nunca tuvo que consolidar posiciones de poder o riqueza. (Acosta. R. 2014)
En cuanto a la primera etapa de la Revolución, los primeros años del triunfo y la década de los 60, la denominada por la crítica “fotografía épica”, solo tuvo a los hombres de piel oscura integrando multitudes, colectivos laborales o militares y, escasamente, la figura de algún héroe (no hubo muchos ciertamente entre los líderes principales). El negro no fue nunca, salvo raras excepciones, el centro de la imagen. (Acosta. R. 2014).
Otra podría ser el problema con la “tarjeta Shirley”, el método de revelado de fotos que no tuvo en cuenta la diversidad racial, “cuando la fotografía en color llegó en los cincuenta se estandarizó un método de revelado con un balance de colores cuyo modelo había sido Shirley, una modelo blanca que, sin saberlo, reforzó el racismo en la mirada de la lente durante décadas” (Macías, C. 2024)
1. La «China Girl», o la modelo (blanca) de referencia para el balance de luz y colores en cine y televisión. CC BY 2.0 Deed | 2. La tarjeta multirracial de Kodak, establecida en los noventa para corregir los errores de la «tarjeta Shirley» inicial. CC BY 2.0 Deed.
El tecnicolor dotaba de cientos de colores brillantes las pantallas de cine y poco a poco también las de la televisión, y las llamadas impresiones cromogénicas terminaron de dar la patada al blanco y negro pintando las fotografías comerciales. Ya no había que ser estrella o aristócrata para conseguir un retrato en el que se apreciaran unos ojos verdes… y una piel blanca. Pero de ese futuro podían olvidarse las personas racializadas, porque el revelado de fotos a color llegó estandarizado mediante una tarjeta que la empresa fabricante del momento, Kodak, repartió a todos los laboratorios comerciales del mundo. En ella aparecía el retrato de una mujer anónima que le había dado nombre: Shirley. Junto a esta mujer, a modo de muestra, seis tonos de diferentes colores etiquetados (los tres colores primarios, es decir, rojo, amarillo y azul cyan, y colores intermedios como el rosa, el verde y otro tono de azul). (Macías, C. 2024) No es hasta los noventa que, para corregir los errores de la «tarjeta Shirley» inicial, que es establecida La tarjeta multirracial de Kodak.
Bibliografías:
Acosta de Arriba, Rafael (31 mayo 2014) “Fotografía y racialidad: imágenes de una ausencia” Published by Negracubana. Link: https://negracubanateniaqueser.com/2014/05/31/fotografia-y-racialidad-imagenes-de-una-ausencia/
Macías, Carmen (08 abril 2024) “El problema con la “tarjeta Shirley”, el método de revelado de fotos que no tuvo en cuenta la diversidad racial”. El País, España. Link: https://elpais.com/icon/2024-04-08/el-problema-con-la-tarjeta-shirley-el-metodo-de-revelado-de-fotos-que-no-tuvo-en-cuenta-la-diversidad-racial.html
Poole, Deborah. (mayo-agosto, 1999) “Raza y retrato: hacia una antropología de la fotografía” Cuicuilco volumen 6, número 16, México, ISSN 1405-7778.